Y tras cuatro semanas confinados en nuestras casas, al menos la gran mayoría, ¡la curva se aplana! Día a día nos hemos mantenido atentos al televisor y a la radio, pendientes de los datos de nuevos contagios, de altas y de fallecidos. Más de 17.000 muertes en España por culpa de un virus. Un virus que en el mes de enero veíamos como algo casi anecdótico al otro lado del mundo. Y que hoy ha doblegado al mundo. Nuestra vida ha cambiado, nuestro futuro inmediato también cambiará.
Día 33 #yomequedoencasa
Más de un mes encerrados en casa, saliendo a lo indispensable, cumpliendo estrictamente las normas de higiene y seguridad. Mi estado de miedo y alarma ha ido variando en estas semanas. Al principio el shock fue tremendo en el aspecto laboral. Después de lograr encauzar un pequeño proyecto personal, todo corría el peligro de venirse abajo. Mucho se perdió, otro tanto se anuló, facturaciones pospuestas, colaboraciones en stand by. La temporada de primavera se echaba a perder y no podíamos hacer nada salvo pedir las ayudas que ofrecían para autónomos y pymes. Y así lo hice. De dicha ayuda aún no sé nada. Y hoy mismo la persona que me asesora en temas fiscales me confirma cómo quedan mis impuestos del trimestre. Porque los autónomos tenemos que declarar cada trimestre el IVA. Pagar, pagar, pagar y pagar. Cuatro veces al año presentamos impuestos, más la declaración anual claro. Para una pequeña autónoma como yo, un suceso como el que estamos viviendo puede suponer una inestabilidad económica muy importante.